sábado, 8 de diciembre de 2012

Esfumación

Hoy es nuestro último día del 2012 en Munich.  Nos vamos para Argentina, a visitar familia y amigos y pasar las fiestas allá.

Casas vecinas a la estación de tren

Hace unos 10 días que el clima pasó de ser frío a ser invierno alemán: nieve, nieve y más nieve; días enteros en los que la temperatura es negativa, y creo que la máxima de estos 10 días fue de 4 grados.


Los primeros días la nieve era poquita, y nomás llegar al piso ya se derretía.  Ahora se acumula por todos lados y cuando uno va caminando se siente el "crunch" de la nieve compactándose.

La vista desde la ventana de la cocina, el campo todo nevado.


De los días en Berlín, me quedó en el tintero la visita al Reichstag, a las Siegessaule y al museo Pergamon.  Para quien le interese, armé un álbum de fotos con todas las fotos del paseo, incluyando unas cuantas que ya había puesto en los relatos.

Decoración invernal en el aeropuerto de Munich
Volvemos a Alemania el 9 de enero.  No creo que escriba nada hasta entonces.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Educativo

Ayer a la mañana fuimos al museo de la DDR (Alemania Oriental).  No sacamos fotos, pero ilustro esto con fotos sacadas en la East Side Gallery, (una porción del muro de 1,3km que todavía está en pie, pintada en 1990 por artistas diversos).


El museo de la DDR apunta a documentar sin juzgar (o al menos sin juzgar mucho). Es bastante abarcativo, incluye descripciones de la vida cotidiana, de las cosas buenas (todos tenían trabajo, con muy poca separación de clases, los productos hechos en el país tenían precios bajos, las cosas estaban hechas para durar) y las cosas malas (principalmente la falta de libertad: de viajar fuera del bloque comunista, de comprar productos extranjeros, de pensar distinto).


Una gran cantidad de las cosas vistas en el museo, yo ya las había aprendido mediante películas como La Vida de los Otros, o Goodbye Lenin.  Algunas cosas no las sabía, como que estaba muy de moda el nudismo, supuestamente porque no tenían trajes de baño.  O que el gobierno había inventado un baile específico para hacerle la competencia al Rock & Roll, que obviamente no lograron que se pusiera de moda.


Otra cosa que yo no tenía en claro es que la gente tenía bastante "plata" -aunque fuera de Alemania Oriental no valía casi nada-, pero no la podía gastar porque en los negocios no estaban los productos disponibles para ser comprados, por lo que pusieron unos negocios que vendían productos extranjeros a precios absurdos, para que la gente tuviera en qué gastarse la plata.


Después de salir del museo, mientras estábamos almorzando, se largó a nevar.  No estaba previsto que nevara en el pronóstico, así que nos quedamos en el restorán esperando a que parara, pero no paró.  Finalmente decidimos ir igual a visitar un Weihnachstmarkt recomendado, que queda a unos 15km del centro (Berlín es una ciudad muy grande), en la zona de Spandau.  Llegamos a eso de las cinco de la tarde, pero ya era completamente de noche.


Los Weihnachstmarkt acumulan diversos tipos de negocios: de cosas que uno puede regalar en navidad, de decoraciones navideñas, de abrigo para el invierno, etc.  Me llamó la atención que vimos unos cuantos negocios con distintos tipos de lámparas artesanales.


Hay puestos de comidas pseudo-tradicionales: currywurst (salchicha con salsa de curry), goulash, chile con carne (sí, en castellano), salchichas, pescado ahumado, pollitos al espiedo, entre otras. Hay puestos de panadería donde se venden facturas tradicionales de navidad. Puestos de bebidas alcohólicas y no alcohólicas calientes variadas. Y también están presentes los corazones de jengibre, de los que hablé en el post del Oktoberfest, pero esta vez no les saqué fotos.

Hay, además, puestos de juegos como los de kermesse o los de parque de diversiones.  Esta foto es del lugar donde entregaban los premios que la gente se podía ganar jugando.


Muchos de los puestos están decorados con formas de casitas con torres y luces, lo que le da algo un poco más interesante al mercado.


Algo que podrán notar en particular de estas últimas fotos es que había mucha gente.  Esto es lo que yo no entiendo de estos mercados.  Por toda Alemania se arman montones de ferias al aire libre ¡En la época más fría del año!  Y la gente va ¡Aunque esté nevando! Es increíble.

Para aliviar un poco el frío, nos tomamos una taza de bebida caliente cada uno.  Maxy se pidió un Glühwein, que tenía un gusto bastante distinto al otro que habíamos tomado y yo me pedí un Jagertee, que es mezcla de té negro con ron, pero yo no sabía qué era cuando lo pedí.  Las tazas en las que nos lo daban eran específicas del mercado, decían Spandauer Weihnachtsmarkt. Al igual que con los chopps de cerveza en los Biergartens, a uno le cobran el costo de la taza al entregarle la bebida y se lo devuelven (o no), si uno devuelve la taza (o no).


Como durante esta época los mercados de Navidad casi que salen de las alcantarillas, cada mercado compite con los demás con lo que ofrecen para que la gente vaya a ese y no a otro.  En el mercado de Spandau tienen un escenario en el cual hay diversos eventos musicales.  Mientras nosotros estábamos tomándonos el vino y té-con-ron calientes, apareció un coro de Finlandia, que interpretaba canciones navideñas en Suomi.


Conclusión: estos alemanes están todos majaretas.

Permutación

El sábado fuimos a hacer un tour de comida como el que habíamos hecho en Munich.  En Berlín tienen tres tours distintos, en distintos barrios.  No conociendo los barrios todavía, elegimos uno medio al azar, recorriendo el barrio de Schöneberg, que en la época de la división era del lado oeste.

Por suerte no nevó ni llovió, pero en todo el día la temperatura no superó los 2 grados. Las fotos no son muy buenas, pero tengan en cuenta que están sacadas con guantes, y con poco tiempo porque caminábamos a paso rápido.

Arrancamos por un negocio de comida francesa, llamado Miss Go Lightly, en el que nos dieron una quiche de jamón y queso, riquísima.  El lugar queda al lado de una peluquería, y una puerta interna los comunica, de modo que los clientes de la peluquería pueden comprarse algo para comer mientras esperan que se les asiente el color.


En el camino a la siguiente parada pasamos por un mercado, pero no de navidad.  Este mercado está todo el año, miércoles y sábados.  Había puestos de fruta y verdura, de ropa, de decoraciones navideñas, y también puestos para comer.  En algunos de los puestos para comer vendían algo típico de navidad, de lo que todavía no hablé: el Glühwein.


El Glühwein es vino caliente y con especias.  Desde hace unas dos semanas aproximadamente, todo empezó a llenarse de puestos de Glühwein.  En general tienen carteles como el de arriba, que dice que el vino está "hecho en casa", que supongo que se refiere a las especias que le ponen.  En cada lugar lo hacen distinto con lo cual hasta que uno no lo compra, no sabe qué gusto va a tener.

El barrio de Schönefeld, como una gran parte de Berlín, sufrió mucho por la guerra.  A medida que íbamos recorriendo, la guía nos iba mostrando fotos de cómo era el mismo lugar a principios de siglo para contrastar cómo está ahora.  Una gran cantidad de edificios fueron destruidos y posteriormente reemplazados por otros más sencillos, sin decoración, porque en la Alemania de postguerra (aún en Berlín occidental) no era moral incluir lujos decorativos.


El edificio de la izquierda es uno de los pocos edificios que sobrevivió los bombardeos, queda como una muestra de cómo eran las construcciones en la zona antes de la guerra.  La iglesia de la derecha reemplazó a la anterior que fue totalmente derribada.  La guía nos mostró la foto para que comparemos: la anterior era alta e imponente, mientras que esta es sencilla y con una torre muy modesta.

La segunda parada fue en un negocio llamado Burrito Company, en el cual nos dieron medio burrito a cada uno.  La guía explicó con bastante precisión que era una comida típica mexicana (los tacos) que había sido adoptada en California (es decir, en México no existe nada llamado burrito), nosotros esto lo habíamos aprendido cuando estuvimos en México en el 2006 y pedimos que nos explicaran la diferencia entre un taco y un burrito y nos dijeron "la diferencia es que aquí los burritos no existen".



Luego de contarles a los alemanes lo que significa la palabra burrito, la guía explicó que no se refiere a que el taco tenga algo de burro, sino que son rollitos que se parecen a lo que llevan los burros en la espalda.  Yo me asombré de que hasta ahora nunca me había preguntado por qué los burritos se llamaban así.


A continuación fuimos a un negocio llamado Fränkische Botschaft, la segunda palabra significa embajada, y en un primer momento nosotros creímos equivocadamente que la primera significaba francesa, pero resultó ser un lugar de comida de la zona de Franconia, que es una región que se encuentra en la parte norte de Bavaria (donde está la ciudad de Nurenberg).  Nos dieron una picada rica y abundante.


Algo bueno de estos tours es que permiten experimentar no sólo distintos tipos de comida, sino también que van explicando ciertos aspectos de las ciudades que sino quedan escondidos.  Varias veces la guía nos contó historias sobre los edificios que íbamos encontrando, incluyendo siempre el nombre del arquitecto que lo había construido.  Esto me llamó bastante la atención, evidentemente le prestan mucha atención a quién fue el responsable de cada obra.


El edificio de la izquierda es una escuela, construida en los años 90 por el arquitecto Hinrich Baller, como parte de un proyecto de la ciudad de Berlín de hacer que los niños estudien en un edificio postmoderno.  Tiene paredes y techos curvos, que se supone que siguen las formas de las cosas en la naturaleza, pero parece que gotea y por eso no funciona actualmente como escuela.  El de la derecha es un mega edificio llamado Pallaseum, con más de 500 departamentos y capacidad para 2000 personas, construido a fines de los '70 para darle lugar a los inmigrantes. Una parte del edificio (no salió en la foto) está construida sobre un bunker de la segunda guerra que resultó tan resistente que no lo han podido demoler.

Fuimos luego a uno de los parques de la zona, llamado Heinrich von Kleist.  Berlín, al igual que Munich, tiene montones de parques, cada barrio tiene su parque, y en general son bastante más grandes que nuestras plazas.  Claro que ahora en invierno no se lucen tanto como en verano.


Este parque es medio extraño porque aparentemente han ido poniendo objetos a los que no les encontraban otro lugar.  Arriba, dos estatuas que estaban originalmente en el castillo de Berlín, que fue totalmente destruido en la guerra.  Estas estatuas fueron un regalo del zar Nicolás I al rey de Prusia Federico Guillermo IV, notar que son estatuas en las que el hombre está desnudo y debajo del caballo a diferencia de las típicas estatuas ecuestres.  Abajo, unas columnatas de fines de siglo XVIII, que estaban originalmente en Alexanderplatz, y fueron llevadas a este parque a comienzos del siglo XX cuando se construyó el subte.  Por último, un edificio en el que funcionan los tribunales superiores, en el cual se llevaron a cabo varios juicios importantes.

Después de tanto paseo arquitectónico llegamos a la siguiente parada, un negocio de productos griegos.  Muchas etiquetas estaban escritas en griego.  La dueña del negocio nos contó ella misma (aunque sólo en alemán, así que entendimos poco) sobre su negocio: el aceite de oliva que vendían era fabricado por su padre en Grecia, del cual nos mostró las fotos. Nos dieron para probar panes con distintas salsas (o no sé cómo decirles): aceitunas, berenjenas, un mix griego de queso crema y pepino, y otros.  Luego de los panes, nos dieron también una compotera con una cucharada de yogur griego, miel y nuez, pero me tomó desprevenida y no le saqué foto.


Como nos dieron dos cosas distintas, en este negocio estuvimos un buen rato.  Varios de los participantes del tour compraron algo para llevarse (nosotros no, para no complicarnos después con el equipaje), llegamos a la conclusión de que cuánto más tiempo alguien recibe al tour en su negocio, más compra la gente en ese lugar.

A continuación fuimos a un café, en el cual nos dieron una torta de nuez.  Y un ratito después fuimos a una chocolatería donde nos dieron bombones.  Ambos se destacan por ser negocios artesanales en los que todo lo vendido está hecho por sus propios dueños.  Todo muy rico.


Saliendo de la chocolatería, pasamos por otro mercado.  Se diferenciaba del anterior en que los puesteros estaban constantemente a los gritos, de lejos parecía que fuera gente peleándose.  Algunos gritaban simplemente, "Hallo, bitte schön!" que sería un pie para que uno les pida algo, y otros gritaban ofertas, "2 kilos de tomates por 1 euro", y cosas parecidas.  Nos llamó la atención que con semejante nivel de violencia el mercado tuviera tantos compradores.


Finalmente, para cerrar el tour, fuimos a un café ubicado dentro de un cementerio.  Según nos contó la guía, el café surgió por un deseo de tener un lugar donde pensar y recordar a los muertos, sin pasar tanto frío y tanta soledad.  Nos dieron una porción de torta tipo cheesecake.


Algunas conclusiones del tour: por el mismo precio que en Munich nos dieron bastante más comida, y la guía le ponía mucha más onda que la de Munich.  Sin embargo, la arquitectura y en general lo visual de Berlín es bastante menos atractivo, sobre todo es muy deprimente contrastar las imágenes de lo que era antes de la guerra y lo que es ahora.

Esto en Munich no pasa, porque todo fue reconstruido igual.  Yo esto lo vengo escuchando desde que llegamos, pero vivirlo en carne propia es otra cosa, la guerra y la división están presentes en cada esquina.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Mutaciones

Hoy vinimos de visita a Berlín.  Nos estamos quedando en la casa de un amigo argentino, Leandro, que está viviendo acá desde septiembre de 2011.

El vuelo dura sólo una hora, pero entre el viaje al aeropuerto, pasar seguridad, la salida del aeropuerto de Berlín, etc, salimos de casa 06:50 y llegamos hasta la oficina de Leandro para que nos diera las llaves a las 10:35, y eso que no despachamos valijas, sino todo hubiera sido más tiempo.

Habiendo dejado nuestros bolsos, pasamos por un super cercano, para comprar algunas cosas y no vaciarle la heladera a Leandro.  La cajera me miró y me dijo "¿Hablas español?", yo -sorprendida-, le dije, "Sí, ¿cómo te diste cuenta?", y me contestó, "Tenés cara de hablar español".  Dijo que era cubana pero que hacía 20 años que vivía en Alemania.  Yo todavía no sé cuál es la cara de hablar español.

Luego de almorzar, nos fuimos a hacer el Tour Gratis, que todos sabemos que no es tan gratis, pero está bueno.  Acá está Maxy, esperando a que comience el tour, y yo con la puerta de Brandenburgo de fondo.


Si bien todos estos toures tienen el mismo formato, una explicación de la historia de la ciudad, basada en recorrer los puntos que han tenido mayor relevancia por un motivo o por otro; en cada ciudad es distinto, porque cada ciudad tiene un antecedente histórico distinto.  En el caso de Munich, una parte importante del tour refiere a la época en la que Bavaria era un reino, y las distintas acciones de los reyes; sólo hay algunas pocas menciones al nazismo (hay un tour específico de eso) y prácticamente nada de la división de las Alemanias.  En cambio, en el tour de Berlín nos hablaron muy poco de los tiempos anteriores a la primera guerra, bastante sobre el nazismo, y muchísimo sobre la división (obvio).

Uno de los lugares por los que pasamos fue un memorial del holocausto, construido en 2005.  Es un lugar bastante raro, con unos bloques de hormigón de distintas alturas, que posiblemente simboliza un cementerio.


Justo antes de cruzar por el memorial del holocausto hubo unos pocos minutos de sol.  Algo increíble, porque estaba pronosticada nieve.  Nosotros hacía prácticamente una semana que no veíamos el sol.

Al igual que Munich, Berlín fue arrasada por la Segunda Guerra, un 80% de la ciudad quedó bajo los escombros.  Han quedado muy pocos edificios en pie de los construidos por los nazis.  Este que está en la foto era en el que funcionaban las fuerzas aéreas.  Aparentemente no fue destruido, porque hubo un acuerdo entre Alemania e Inglaterra de no destruir las centrales de la fuerza aérea contrarias.


Este edificio fue luego usado por la DDR (Alemania Oriental) como ministerio de ministerios, y actualmente es usado como ministerio de finanzas.

Este es un edificio loco que nos llamó la atención, no sabemos qué es, pero nos pareció simpático.



Muy poco después, se largó a llover/nevar, con unas gotas duras, tal vez sería un granizo pequeño.  De modo que nos pusimos las capas que habíamos llevado especialmente para caminar debajo de la lluvia y la nieve que estaban pronosticadas... La cámara quedó guardada por un buen rato.

En general nos llevamos la impresión que nos habían dicho que nos íbamos a llevar.  La reconstrucción de Berín no fue como en Munich, muchos edificios fueron reemplazados por otros más modernos, y una vez caído el muro, muchas cosas cambiaron del paisaje berlinés, para convertirse en algo con un aire más actual. Munich, en cambio, conserva un aire más antiguo.

Terminado el tour, paseamos un rato más por Alexander Platz, que es donde está la conocida torre de televisión, y fuimos a uno de los muchos Weihnachtsmarkt que hay por todos lados. Por suerte ya no llovía.


Estos mercados, de los que seguramente mostraré más fotos, son similares a las ferias artesanales que uno encuentra en algunos lugares turísticos, excepto que además de cosas para comprar, también hay negocios de cosas para comer, y que aparacen sólo durante el adviento.  Comenzaron el domingo pasado y duran hasta navidad.  Con Maxy nos preguntábamos, ¿El resto del año qué hacen?

Mañana vamos a hacer un tour de comida, como el que hicimos en Munich hace dos semanas.  Pronostican -1 °C y nieve, veremos cuánto aciertan.