domingo, 16 de junio de 2013

Presunciosa

Estuvimos en 5 días en París hace dos semanas.  El post al respecto se hizo esperar porque a la vuelta del viaje a Francia no sólo me encontré con muchísimo trabajo atrasado, sino que tanto Maxy como yo estábamos extremadamente cansados.  Ahora, un poco más repuestos, va el relato de los días que pasamos en la ciudad luz.


En Alemania, y en particular en Bavaria, mayo es el mes de los feriados.  Empieza con el día del trabajo, y luego vienen tres feriados religiosos: Ascensión de Cristo, el lunes después de Pentecostés, y Corpus Christi.  Para aprovechar este último, que caía 30 de mayo y que coincidía con el fin de semana del medio de Roland Garrós, nos fuimos a París.

El cuarto en que nos quedamos (alquilado a través de AirBNB) era una habitación minúscula, un departamento monoambiente que ellos llaman "Studio".

La foto está sacada desde la puerta. Esto era todo el departamento.

Más allá del shock inicial con respecto a no tener lugar para nada, nos resultó muy interesante como experiencia, porque  muchas veces hemos escuchado lo terribles que son las condiciones de vida de los estudiantes en París. A uno le dicen, "la gente vive en 11 metros cuadrados" y cuesta un poco comprender qué significa exactamente, hasta haberlo vivido en carne propia.

Para los que conocen la ciudad, estábamos hacia el sur, pasando los jardines de Luxemburgo, bastante cerca de la Tour de Montparnasse.  En nuestro primer paseo con destino a la Torre Eiffel, a travesamos el cementerio de Montparnasse, que comparado a otros cementerios en los que estuvimos en Europa nos resultó bastante similar a un cementerio argentino, como podría ser el de Recoleta.  Después nos enteramos que allí está Cortázar y otra gente famosa, pero cuando pasamos no sabíamos y de casualidad encontramos la tumba de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.



Lo que se ve sobre la tumba son, en su mayoría, boletos de subte sostenidos con una piedrita.  Aparentemente es una moda actual dejar piedritas sobre las tumbas, reemplazando a las flores, que se ponen feas tan pronto.

Llegamos hasta la Torre Eiffel y estuvimos un rato largo dándole la vuelta para mirarla de distintos ángulos, aunque no subimos. La torre tiene grabados los nombres de 72 científicos, ingenieros y matemáticos franceses a los que se les quiso dar un reconocimiento; fuimos mirando cada uno de los lados para ver qué nombres conocíamos.  Encontramos a matemáticos como Cauchy, Poisson, Lagrange, Fourier, Carnot; físicos como Coulomb, Ampère y Foucault; químicos como Lavoisser y Guy-Lussac.


A mí no deja de asombrarme que algo que era una estructura para mandarse la parte en cuanto a la ingeniería, pero que originalmente no estaba planeada para permanecer, sea tan linda.

Como se ve en estas fotos, en el momento que pasamos por la torre, el día estaba lindo, había nubes pero también había sol.  A continuación nuestro plan era hacer un tour en bici, que comenzaba a las 7 de la tarde, y nos llevaría supuestamente a recorrer "París de noche".


El tour nos sirvió para aprender que en París la mayoría de las bicisendas son carriles compartidos con los colectivos, pero que por suerte no hay tantos ni son tan violentos como en Buenos Aires, porque se sienten casi como un carril exclusivo.  Nos sirvió también para darnos una idea de cómo manejarnos en el tránsito parisino.

Como parte del tour, pasamos por la famosa iglesia de Notre Damme.  Ni bien la vi, a lo lejos, le dije a Maxy, "esta iglesia la limpiaron, yo la recordaba negra".  Cuando frenamos frente a la iglesia, junto con la historia de cómo fue construida y las etapas por las que pasó, el guía preguntó si alguno de nosotros la había visto hace más de 10 años, cuando estaba negra, y explicó que este año se cumplen 850 años de que fue construida y que con motivo de ese aniversario es que se realizó semejante limpieza.

Notre Damme blanca
Lamentablemente, casi en seguida de pasar por Notre Damme, cuando apenas habíamos hecho un tercio del recorrido, se largó a llover a cántaros, y nos empapamos MAL, después de hacernos andar durante 20 minutos bajo el agua torrencial, el guía interrumpió el tour sin que viéramos una gran parte de lo que supuestamente íbamos a ver.

Se viene la tormenta
Lo bueno fue que el Studio incluía un lavasecarropas y pudimos secar nuestros jeanes (habíamos llevado un sólo pantalón) y al día siguiente pudimos seguir recorriendo París con pantalones secos.

Igualmente, como el pronóstico del jueves era de lluvia, decidimos ir al Museo de Orsay, que de mis visitas anteriores a París era el que recordaba con más cariño.  Como la mayoría de los museos, no permite sacar fotos a las obras de arte, pero pude sacar una del edificio, que es muy bonito, porque es una estación de tren reciclada.

Vista desde el quinto piso del Museo de Orsay
El viernes el pronóstico era más optimista y decidimos utilizar las bicicletas velib que están disponibles en París.  El sistema parisino es que uno paga un ticket de €1,70 que dura durante 24 horas; las bicicletas están distribuidas en montones de estaciones por toda la ciudad, con el ticket se puede retirar una y utilizarla por media hora gratis, hay que devolverla en cualquier otra de las estaciones y esperar unos minutos antes de poder sacarla nuevamente.  Si uno se pasa de la media hora inicial, cada media hora extra se paga extra, pero como toda la ciudad está llena de estaciones, en general debería ser posible devolverlas y luego volver a retirarlas sin gastar más que el ticket diario.

París es una ciudad grande, muy contrastante con las otras ciudades europeas que hemos estado visitando.  Es más que agotador pensar en recorrerla toda a pie. En cambio, gracias a las bicis, pudimos pasear por muchos lugares que quedan muy alejados entre sí.

En los jardines de Luxemburgo Arco de Triunfo
Basílica de Sacré Cour en Montmartre El Moulin Rouge

Tengo que confesar que para ir a Montmartre nos tomamos el subte.  Ir en bici se nos hacía muy cuesta arriba, literalmente :).  Subiendo las escaleras que llevan a la Basílica del Sacré Cour nos encontramos con la banda Felix Fables tocando al aire libre, nos parecieron muy simpáticos y nos quedamos un rato a escucharlos.


Durante la tarde hicimos también un tour en barco, que originalmente era parte del tour en bici, pero como se había interrumpido por lluvia nos dieron el ticket para hacer el paseo por nuestra cuenta.

Durante el paseo en barco pudimos ver varios de los edificios de París, pero desde el río.


Y el barco nos permitió sacar una foto poco común de París:

La estatua de la libertad, y la Torre Eiffel, en una sola foto
El viernes a la noche se nos sumó Rodrigo, que está viviendo es Estrasburgo y vino a compartir con nosotros el fin de semana en París.  Pero este post ya está muy largo, así que concluyo con un enlace al álbum completo y en el próximo post les cuento más historias parisinas.

5 comentarios:

  1. Muy lindo el post. Paris es una ciudad hermosa en la que se trabaja y ha trabajado durante siglos para que sea armónica. Alguna gente valora la belleza de una flor, pero no se le ocurre que las avenidas arboladas y anchas, con edificios de altura proporcionada.

    Cuando vi la foto de Notre Dame pensé, acá la pifiaron, Notre Dame es negra. Es increíble lo blanca que quedó. Me parece que me gustaba más cuando estaba negra. Debe ser porque al verla negra, me surgen los recuerdos del interior en penumbra con el órgano a toda potencia, como pasó una vez en que entré, en 1986.
    Me intriga lo de los boletos de subte con la piedrita. ¿Por qué boletos de subte?

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  2. Uh, que cantidad de recuerdos... Y si, Notre Dame era negra :-P

    Y el Orsai... fuí al museo pura y exclusivamente para contemplar ese hermosísimo (¡y enorme!) reloj de estación de trenes :-D

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  3. Muy lindo todo! Muy bueno eso de poder recorrer en bicicleta... Cuando yo fui (hace mil años) se me ampollaron los pies de tanto caminar.

    Eso sí, cuando vi la foto de Montmartre pensé "y ahí subieron en bicicleta?" y la respuesta estaba en el siguiente párrafo!! jaja No me imagino subiendo en bici.

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  4. Qué hermosura!!! Cómo no enamorarse de París...
    Muy bueno lo de las bicicletas, aunque el subte es comodísimo uno se pierde el paisaje y las vistas sorprendentes.

    Cuando fuimos con Luis a ver la estatua de la Libertad, justo la habían sacado! :( Estaba el pedestal vacío porque no recuerdo si la habían prestado o la estaban restaurando. Igual nos quedamos un rato en el Pont Mirabeau (que calculo es desde donde está tomada tu foto) disfrutando de la tarde.

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