Euforia

Finalmente el domingo 2 de junio llegó el motivo por el cual elegimos ir a París en primer lugar: ¡Roland Garrós!

Rodrigo y yo, que somos los fanáticos del tenis, nos fuimos temprano a la mañana para el torneo, mientras Maxy y Germán se fueron a conocer el Louvre que por ser primer domingo de mes era gratis (pero eso les contará Maxy en otro post).

Este era el fin de semana del medio del torneo, el domingo se jugaba la primera mitad de los octavos de final.

El sistema de entradas de Roland Garrós no permite elegir qué jugador uno quiere ir a ver.  Hay que comprar un día y una cancha en particular sin tener idea de quién va a jugar ese día en esa cancha. A principios de mayo (con sólo un mes de anticipación) habíamos logrado comprar unas entradas a través de la reventa oficial, y yo había elegido la segunda cancha (Suzanne Lenglen) pensando que si Del Potro llegaba a octavos, seguramente jugaría en esa cancha.


Finalmente, Del Potro ni jugó el torneo.  Los argentinos que sí jugaron hicieron agua por todos lados.  La que más lejos llegó fue Paula Ormaechea, que perdió el sábado mientras nosotros estábamos en Versalles.

En la cancha para la que teníamos entradas jugaban a la mañana los españoles (Ferrer vs el sudafricano Anderson seguido por Almagro vs Robredo) y a la tarde unos partidos de mujeres que no nos interesaban.

Anderson sacando, Ferrer recibiendo

El partido de Ferrer lo ganó con tanta holgura que el público mucho no alentaba.  En cambio durante el partido de Almagro y Robredo, que terminó siendo a cinco sets, el público estaba enfervorizado alentándolo a Robredo.

Pero antes del emocionante partido a cinco a sets, nos ausentamos de la cancha por un rato para tratar de ir a presenciar la práctica de Federer.

A la mañana temprano habíamos logrado espiar el orden programado para las prácticas y habíamos visto que Federer tenía reservada la cancha 18 a las 13:30. Nosotros llegamos a las 13 como para conseguir un buen lugar, pero nos encontramos con que era una cancha sólo de práctica, sin tribunas.  Nos quedamos afuera esperando a que fuera la hora, pensando que como buen suizo Federer llegaría a horario.

Sin embargo, hizo gala de ser el mejor jugador de la historia y se hizo esperar.  Cada tanto pasaban agentes de seguridad, que se encargaban de mantener el paso para que al momento que llegara Federer pudiera a travesar la multitud.

¡Ahí viene! ¡Ahí viene!

Finalmente el suizo impuntual llegó 15 minutos tarde a la práctica.  La cantidad de gente que se había juntado era impresionante, y yo pensé que iba a ser en vano tanta espera. Pero para cuando pasó Federer, Rodrigo casi que llego a tocarle el hombro (uno de los guardias le sacó la mano antes de que lo logre) y yo pude sacar esta foto:

La foto es mala, claro, pero cuando la vi en la cámara no podía creer que hubiera logrado sacarlo a Federer de frente, a tan poquita distancia.

Habiendo estado lo más cerca que podemos llegar a haber estado del mayor campeón de la historia del tenis, nos volvimos a nuestros asientos en la Suzanne Lenglen, donde nos esperaba un partidazo.

Robredo sacando, Almagro recibiendo

Las tribunas llenas

Robredo levantó y ganó su partido, viniendo de dos sets abajo, por tercera vez consecutiva.  Particularmente a partir del tercer set se empezaron a escuchar cada vez más voces de aliento, gritando "¡Vamos Tommy!" (con acento en la o) y "Allez Tommy!" (con acento en la y).  Cuando finalmente terminó el partido después de 3 horas 49 minutos, con todas las tribunas cantando Tommy! Tommy! se arrodilló en la cancha llorando de emoción.

Si bien la televisión seguramente mostró la imagen, estando en la cancha se sentía la emoción del jugador de una forma que por la tele es imposible de transmitir.

Robredo al ganar el partido

A continuación, como ya comenté, en nuestra cancha seguían dos partidos de mujeres que no nos interesaban.  En la cancha central se había terminado el partido que Tsonga le ganó a Troicki y estaba comenzando el partido de Federer contra el francés Gilles Simon.

Nuestro objetivo de la tarde era conseguir meternos en la cancha.  La estrategia para conseguirlo era apostarse a las salidas de las escaleras de la cancha y esperar a que gente que estuviera yéndose no fuera a volver y nos regalara su entrada.

La espera se hizo larga.  La mayor parte de la gente que salía contestaba que sí, que volvía.  Y a los que no volvían, los franco-parlantes que estaban a nuestro alrededor nos ganaban de mano en pedirles las entradas.

Pero finalmente, al terminar el primer set se fue mucha gente que sí, ya no volvía y logramos obtener las dos preciadas entradas para la Philippe Chatrier.

Simon sacando, Federer recibiendo

Federer sacando, Simon recibiendo

Este partido también se hizo largo, Simon logró ponerse 2 sets a 1, con una parte muy importante del estadio a su favor (gritaban Allez Gillú, que para nosotros sonaba como Dale Gilún :).  Pero Federer lo levantó y llevó al quinto set.

La tensión que se vive en el quinto set de un partido de Gran Slam es difícil de describir.  Aún estando en Francia donde no tienen canciones muy elaboradas.  Lo más común es que coreen el nombre del jugador seguido por aplausos (Gi-llú clap clap clap, Gi-llú clap clap clap, etc).

Nosotros queríamos alentar con estilo argentino, pero siendo dos era complicado.  En eso, de la otra punta de la cancha se escuchó un "Olé, Olé Olé Olé, Roger, Roger", al que nos sumamos lo mejor que pudimos, aunque no logramos que nuestros vecinos Federistas (teníamos de ambos bandos) se sumaran.

En una pausa en la que Simon se fue al baño (el partido duró en total 2 horas 59 minutos), los franceses cantaron la Marsellesa.  Empezó bajito, con sólo una parte del estadio cantando, pero para el "Marchons! Marchons!" ya era el estadio completo.

La cámara aérea sobre la cancha.

Federer terminó imponiendo su condición de ex-número 1 y se llevó el partido.  Al final del partido hizo algunas declaraciones en francés (como suizo que es, habla inglés, francés y alemán fluidos), la gente se reía, pero nosotros no logramos entender más que palabras sueltas.

La porción del cuadro que se jugó ese día

A la salida nos encontramos con la pizarra en la que escriben los nombres de los jugadores a medida que van avanzando.  Esta es una tarea que todavía es manual, no involucra la tecnología; y cuando pasamos todavía no estaba escrito el resultado del partido que había terminado 10 minutos antes.