Hacía casi un año que estábamos viviendo acá y aún no habíamos ido a visitarlo. Turistas de visita nos preguntaban si valía la pena y no sabíamos que contestar. Finalmente, cuando vino Gastón desde Berlín a pasar un fin de semana, decidimos ir a conocer el famoso castillo.
El relato incluye fotos sacadas por Gastón (las que se ven más lindas, porque su cámara es mucho mejor)
Para ir, nos tomamos el tren, dos horas de ida y dos de vuelta.
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Al llegar a la ciudad de Füssen nos comimos unos sandwiches que habíamos preparado y en lugar de tomarnos el ómnibus hasta el castillo, hicimos los 5km a pie. En la ciudad, nos cruzamos con una fuente extraña, que me hizo acordar a las piedras raras que describía mi hermano Lucas de Turquía.
Cruzamos un río, unas casas típicas, y en medio del camino paramos a tomar agua, agotados por el calor (hacía cerca de 35 grados).
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La cámara de Gastón saca mejores fotos pero requiere mucho mantenimiento, que le pongo esta lente porque tiene más zoom, que ahora estoy sacando cerca y otra vez le tengo que cambiar la lente, etc.
De lejos veíamos asomarse dos castillos. Primero el castillo amarillo, Hohen Schwangau (algo de un cisne alto), y luego el blanco, Neuschwanstein (cuyo significado es alguna combinación de nuevo, cisne y piedra: nuevo cisne de piedra? cisne de piedra nueva? piedra nueva de cisne?)
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Cuando finalmente llegamos al pueblo que está a los pies del castillo, nos encontramos con una tonelada de japoneses. Algo que no es particularmente común para nosotros. En Munich, si bien hay turistas japoneses, como en cualquier lado, los hay en las mismas proporciones que turistas españoles, frances o yanquis. En este caso a donde uno mirara veía japoneses, y había numerosos carteles en japonés.
Habíamos leído varios comentarios en internet que aseguraban que no valía la pena visitar el castillo por dentro, que lo importante era verlo por fuera. Así que no entramos, sino que pasamos la tarde recorriendo primero los alrededores cercanos y luego los bosques un poco más lejanos.
De hecho, el castillo es mucho menos encantador de cerca que de lejos.
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Alejándonos del castillo fuimos hasta el puente Marienbrücke, que es el punto panorámico para sacar la foto del casillo (la primera del post fue sacada desde allí).
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Como ya dije, nos quedamos recorriendo los bosques. Primero bajamos para ver la catarata sobre la cual está construida el Marienbrücke, y luego seguimos camino hasta una playita cruzada por el río en la cual apenas nos pudimos mojar los pies porque el agua estaba helada.
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Como se ve en las últimas fotos, en la playa había unas piedras apiladas muy extrañas. No les pudimos encontrar el sentido, pero nos resultaron muy llamativas.
El camino por el bosque nos llevó sorprendentemente a la villa que está a los pies del castillo, desde donde volvimos en combinación de bus, picada y cerveza en Füssen y tren a Munich.






















Cuando estuvimos en Munich la primera vez, quisimos ir a visitar este castillo, pero nos dijeron que estaba cerrado por mantenimiento, entonces, fuimos al otro, al que llamás "el amarillo" Hohenschwangau.
ResponderEliminarEstuvimos adentro, recorriéndolo. Si bien es interesante conocer cómo vivían, qué materiales usaban para mostrar el lujo y de qué manera se arreglaban para la calefacción y la falta de baños, a la larga son todos parecidos: mucho mármol, muchas habitaciones, poco diseño. Prefiero el museo Guggenheim de Bilbao.
Los jardines suelen ser hermosos.
Castillos-Palacios
ResponderEliminarEstuve repasando mentalmente este tema.
En Europa hay muchos castillos y palacios. En España los han convertido en hoteles. En el resto de los lugares visitados, funcionan como museos. Lo vimos y visitamos en España (también, además de hoteles), Dinamarca, Alemania, Rusia, Chequia.
El de Dinamarca fue uno de los que más me impactó. Interesante ver cómo se arreglaban para no pasar tanto frío: cielorraso no tan alto, paredes tapizadas con gobelinos, y unas rejas en el suelo que dejaban pasar el calor que venía de fuego encendido en el sótano.
Pero insisto en que no es atractivo algo solamente porque sea caro, con mucho oro y piedra preciosas, si no es simultáneamente algo hermoso.
Sigo con esto porque al ir recordando, me voy dando cuenta de que viajar es recorrer castillos y palacios de otrora (casi). Me faltaron los de Francia: Versailles y Paris, los de Viena (Schonbrunn, el de Sissy, el de Belvedere, y los otros, con sus caballos blancos), los de Inglaterra, el palacio de Budapest, reconstruido casi desde cero.
ResponderEliminarMi conclusión es que lo que más placer da, es la naturaleza: caminar la península de Quetrihué, bajas el cañón del Colorado, la caminatita del lago Moreno con las cañas coligüe haciendo un arco. Esas cosas.
EliminarLos palacios y castillos son interesantes. Las iglesias me gustan más. Notre Dame es hermosa, pero cuando veo el Nahuel me corre un viento por el cuerpo. Es maravilloso.
Re loca la fuente, me encantó :-)
ResponderEliminarSi si, obviamente los castillos también :-)